El blanqueo de capitales habilitó a que quienes se sumen puedan depositar en los bancos dólares manchados, escritos, arrugados y hasta cara chica, que hoy casi no son aceptados (o lo hacen con descuentos que llegan al 10%).

Y si bien los bancos están obligados a recibirlos por el Banco Central, en la práctica hicieron lo imposible para no recibirlos. Algunos más que otros, es cierto. Pero hasta hubo cajeros que tenían la orden de no recibir billetes manchados o escritos, pese a que en las paredes del propio banco, cumpliendo la normativa oficial, promocionaban que sí los recibían.

En realidad, a los bancos que trabajan con clientes minoristas (más si son regionales) nunca les terminó de cerrar del todo el blanqueo, si el depositante lo primero que hace es llevarse el efectivo. 

Para tener una idea, por cada millón de dólares recibido del blanqueo, la sucursal debe pagar 12 millones de pesos por transporte de caudales a las bóvedas más grandes, sobre todo las porteñas.

La novedad que aportarnos ahora es que muchos de quienes blanquearon antes del 30 de septiembre y pudieron empezar a retirar desde el primero de octubre se encontraron con la desagradable sorpresa de que, así como el banco en teoría acepta dólares manchados o escritos en el blanqueo, también entrega en ventanilla los que están en esa condición.

Y el problema es que esos dólares hoy no sirven porque no son aceptados. Por ejemplo, en una operación inmobiliaria el vendedor  de la propiedad no recibe caras chicas o manchados. Dicho simple, le están dando al ahorrista una moneda sin curso legal.

Esa maniobra del banco al final obliga al ahorrista a ir a una cueva, que son los únicos que  toman esos billetes, sufriendo un descuento del 5 al 10 por ciento. 

Otra alternativa que apareció es llevar el dinero al exterior, vía una cuenta puente, pero eso cuesta el 2 o el 3 por ciento, siempre y cuando no aumente ahora.

La última: hay cuevas que -viendo la oportunidad- le ofrecen a sus clientes de toda la vida comprarles el dólar manchado sin descuento, pero a condición de venderte dólares no manchados en ese mismo momento comiéndote la diferencia entre el tipo de cambio comprador y vendedor.

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Hablando de cuevas.

Ya son 11 las denuncias penales por estafa que acumula el joven financista Mauro Squeff y todas son similares: hablan de una entrega de dinero en dólares en efectivo con la promesa de alta tasa de ganancias que no cumplió y tampoco aparece el depósito.

La fiscal Teresa Granato es la que está al frente de las investigaciones que se realicen en reserva para no entorpecerlas. ¿Y qué está haciendo Esqueff">