El Hogar del Huérfano de Rosario se quedó sin chicos pero según sus autoridades no cerrará sus puertas sino que se “reformulará”. ¿En qué se convertirá? La actual directora de la institución, Laura Borghi, prefirió no dar detalles al respecto, pero garantizó el inicio de una nueva etapa. Lo que no pudo garantizar son las fuentes de trabajo: confirmò que prescindirán del personal. Algunos de los trabajadores que serán despedidos denunciaron que muchos niños fueron derivados a otros hogares o bien, llevados con sus familias, que no están en condiciones de recibirlos y criarlos adecuadamente.

El tradicional edificio de Laprida y Cerrito quedó vacía el sábado pasado, cuando se fue la última adolescente que quedaba en el edificio. En diálogo con el programa Radiópolis (Radio 2), Borghi advirtió: “El hogar va a reinventarse. Desaparece el concepto porque no hay niños, y huérfanos no tenemos hace tiempo. La nueva ley prioriza reestablecer los vínculos de los niños con sus familias”.

En este sentido, sostuvo: “El hogar se va a reformular”. Aunque prefirió no avanzar más en detalles al respecto, itió que hace algunos meses se trabaja en un nuevo proyecto: “Habrá otros horarios, una nueva orientación. Hace 142 años que estamos y siempre nos fuimos adaptando, no será ni la primera ni la última vez que sufrimos un cimbronazo”, apuntó. Por último confirmó que el personal será despedido pero recibirá su indemnización correspondiente.

Presente en el lugar, el periodista Pablo Procopio pudo comprobar la ausencia de chicos. Sin embargo, encontró a trabajadores que se resisten a dejar sus puestos de trabajo al tiempo que realizaron una serie de denuncias. En nombre del grupo, habló Florencia, una mujer que se desempeña en la limpieza del establecimiento: “Hubo muchas irregularidades con los chicos pero nadie nos escuchó”, soltó.

Según expuso, “muchos chicos se fueron con sus familias que no están en condiciones de recibirlos, lo dijimos pero nadie nos escuchó”, repitió al tiempo que sostuvo que algunos chicos fueron derivados a otros hogares. “Muchos se fueron llorando”, destacó.

“Hay chicos que hace 10 años que están y ellos mismos nos han contado lo que han sufrido acá”, añadió y denunció: “Acá hubo maltratos y abusos de parte de familiares y se los ha vuelto a llevar con esa gente, sin respetar sus derechos”.

Finalmente, lamentaron sus inminentes despidos y afirmaron que nadie les comunicó cuál será su destino laboral. “Sabemos que trabajamos hasta fin de mes pero nadie nos dice qué pasará con nosotros”, se quejaron.

 

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