Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que para terminar con la pandemia hacen falta 11.000 millones de dosis de vacunas y que hasta el momento se han entregado 2.000 millones. Jacques Attali, en el mismo sentido, ha declarado que ahora que tenemos vacunas la prioridad máxima es vacunar a la totalidad del planeta.

Estamos totalmente de acuerdo con ello, pero para vacunar hay que disponer de las vacunas y no guardarlas. ¿Cuántas dosis se necesitarían en nuestro país? Los cinco contratos en análisis por la Auditoría General de la Nación (AGN) suman 50 millones de vacunas (Astrazeneca, Sputnik V y Sinopharm), parcialmente cumplidos (35%), por un monto de 380 millones de dólares. ¿Son suficientes para cumplir el programa de vacunación? ¿Y para después? ¿Habrá que mantener la inmunidad de rebaño con más vacunación? Más aun, para abatir a la pandemia la fórmula se completa con detección temprana y respuesta temprana, según el epidemiólogo Larry Brilliant.

Sin embargo, en tiempos de pandemia del covid-19, los procesos electorales dejan de lado los escrúpulos. De los políticos y de algún sector que alientan la compra privada de vacunas. Las desigualdades personales y provinciales son reveladas en toda su crudeza por la pandemia. Los medios de comunicación han puesto en boga dos consignas electorales que lo ilustran: “gobernar es vacunar” y “una vacuna un voto”. La mayoría de los gobernadores -por no decir todos- lo pusieron en práctica. Lo que se armó en verdad, es un galimatías salvo porque lo que decanta es cumplir como sea, aun con meros anuncios, con las metas de vacunación.

Hace varias semanas atrás fue noticia la intención de algunas provincias de comprar vacunas. Empezó Tierra del Fuego y le siguieron otras, como Jujuy, Ciudad de Buenos Aires  (viajaron a EEUU para la compra), Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, como veremos. ¡Quién no anunciaría ese propósito en un año electoral!. Todos hacen política. El oficialismo y las oposiciones. Unos a favor y los otros en disconformidad siguen la consigna estratégica.

Desde un lado, se acusa a los funcionarios de impedirles a las provincias el a la compra de vacunas. Desde el otro, se responde que siempre fue posible ese tipo de transacciones, que no estuvieron ni están prohibidas, que todas las provincias pueden comprarlas, a ninguna se les cerró la puerta, los gobernadores siempre estuvieron autorizados, etc. El gobierno central no oponía reparos a un imposible. Tiene sentido político.

Tan así que ello se incorpora en un artículo de la ley nacional 27573/20 que autoriza la compra de vacunas por el gobierno nacional. Pero no se había reparado (o sí?) en el comportamiento de los vendedores. Desde Ciudad de Buenos Aires se pone el dedo allí. Ante las gestiones del gobierno de la ciudad para la compra de vacunas, los laboratorios respondieron que “aún no habían podido cumplir con los compromisos con los Estados nacionales” y entonces no podían firmar contratos con los “estados subnacionales”.

Aterrizaje a lo posible. En el mismo sentido, se ha manifestado que cada uno de esos laboratorios tiene que cumplir los compromisos con la Nación (gobierno nacional, debe decir) para después ir abriendo a otras provincias.

Los riesgos de ir al mercado son dos: 1) que no se cumpla con la entrega y 2) que las que llegan tengan los recaudos de calidad que necesita para su aplicación. Es positivo que otros laboratorios registren su vacuna en nuestro país, diversifica la oferta y la salida a buscar por el gobierno nacional que es el primero interesado, se concluye.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, sale al ruedo diciendo que ha comenzado tratativas con cinco laboratorios productores y que, de conseguirlas, siendo “generosos y solidarios”, las entregaría al gobierno nacional para su correcta distribución. En ese contexto, Kicillof firmó un acuerdo con un laboratorio indio Bharat Biotech por 15 millones de vacunas Covaxin, para distribuir luego entre todas las provincias argentinas: serán ofrecidas al gobierno nacional para su distribución en el marco de su campaña de vacunación.

”Si conseguimos vacunas no vamos a dedicarlas a vacunar primero en la provincia, De esta, nos salvamos todos juntos. Firmamos un convenio que esperamos que sirva para toda la Argentina”. Pero aclara,”es un contrato de aprovisionamiento de vacunas, pero condicionado a determinadas cuestiones que deben cumplirse”: la aprobación de la Anmat, la eliminación de restricciones a la exportación de parte de la India, la disponibilidad de dosis del laboratorio y de que aquí lo requiera la campaña de vacunación planificada a nivel nacional. Es un contrato complementario a los esfuerzos del gobierno nacional, al que se les ofrecerá las vacunas para su distribución entre todas las provincias del país, cuando el laboratorio las ponga a disposición y así la provincia de Buenos Aires tenga la oportunidad de adquirirlas.

"Hay cronograma tentativo, dijo el gobernador Kicillof. Si aparecen inconvenientes, el contrato podría transferirse al gobierno nacional, dice el Ministro de Salud provincial. No se entiende. Sí se entiende. Suena extraño. Nadie escucha. El dialogo así es imposible. ¿Qué se logra con todo esto? ¿Mejoras en calidad, en cantidad, en gasto? Nada de eso. Sólo aplicar la consigna, una vacuna un voto, aunque la vacuna sea hipotética.

Más aun, el gobierno nacional ha dicho, reiteradas veces, que descontará de las cuotas correspondientes la cantidad que compren las provincias. Las provincias hacen caso omiso a la equidad interprovincial en un país federal.

El gobernador de la provincia de Santa Fe no se podía quedar atrás y en un programa radial a fines del mes de mayo, anunció el inicio de gestiones para la compra de vacunas. Palabras más palabras menos, da a entender que, dado lo delicado de la cuestión, hay que ser muy cauteloso Todos están buscando vacunas. Pero hay que despejar los riesgos de lotes sin autorización, sin el resguardo de controles de calidad autorizados. Hay que tener certeza del origen y la calidad, después quien es el proveedor, sabiendo que hoy pueden llegar las autorizadas por la Anmat: Astrazeneca, Sinopharm y Sputnik. Es una decisión política tomada, ha dicho. Los recursos están. Nos parece una manifestación de riqueza que está de más.

Aquella cautela pronto pasó al olvido. Dio paso al anuncio de un convenio para la compra de un millón de dosis de la vacuna Convidecia del laboratorio Cansino Biologics y su reiterativa propaganda por los medios. Dice: El gobierno nacional trabaja para traer más vacunas, y Santa Fe, junto con otras provincias tratamos de ayudar a buscar nuevas opciones para tener más cantidad. La decisión política y los recursos están se insiste. Algunos médicos sanitaristas, incluso, también alentaron el “salgan a comprar vacunas”. No se entiende. ¡Si se entiende!  

En verdad, no hay nuevas opciones, hay una sobreposición.  La ministra de Salud, Carla Vizzotti, firmó la resolución 2021-1671 que autoriza el uso de emergencia de la vacuna Convidecia de la empresa Cansino Biologics INC, contra el coronavirus, mientras avanza el acuerdo por 5,4 millones de dosis, de conformidad con la recomendación de la istración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).

La provincia de Santa Fe celebró la noticia y recordó que había firmado un acuerdo para la provisión de 1 millón de estas vacunas (¿antes de la autorización de emergencia de la Anmat?). Y aparece un tercero en la discordia: un intermediario (¿oneroso o gratuito?).

Este acuerdo de abastecimiento, se agrega, está acompañado por el laboratorio argentino Cassará. Luego el gobernador prosiguió: "Este convenio será complementario al proceso que viene llevando adelante la Nación. Entre todos, estamos buscando más vacunas" y añadió: "En medio de la complejidad actual y la escasez de dosis, tenemos acuerdos para la provisión de vacunas con Bharat Biotech International (vacuna Covaxin), con Johnson & Johnson (vacuna Janssen) y con el Laboratorio G42 de Emiratos Árabes (vacuna Sinopharm)". Le faltó decir que también con Pfizer y estaría completa la nómina para competir con las negociaciones del gobierno central.  

"Mientras las provincias salen al mercado a buscar vacunas, sin agregar nada salvo relato de buenas intenciones, el gobierno nacional sigue negociando. Tarde y lentamente", dice Sciara

Todo es un despropósito económico. ¿Qué se logra con todo esto? La ministra de Salud, Sonia Martorano, lo puso en claro al declarar que si el gobierno central descuenta de sus envíos a las provincias la cantidad adquirida por estas, entonces el cálculo es otro, ya no hay suma de dosis. “Suponte que llegaran un millón de vacunas compradas por Santa Fe, el gobierno nacional no nos darían el próximo millón de vacunas compradas por el gobierno nacional. Como consideran que ya tenes esa cantidad, te van restando en lo que te tienen que dar”, explicó y aventuró: “Supongo tiene que ver con un principio de equidad de quién pueda o no pueda comprar”. Acertado!! Pero la estrategia política de “una vacuna un voto” y “gobernar es vacunar” sigue incólume.

Hay algunos “temas menores” al estar en juego la salud de la población. Se exime la compra por licitación pública, pero ¿cual es el mecanismo adoptado? ¿Cual es el precio de cada dosis? Esta dentro de las confidencialidades contractuales.

Suponiendo que se compren al precio medio estimado por la AGN, el monto total ascendería a 7.780.000 de dólares o aproximadamente 800.000.000 de pesos. ¿En que moneda se paga">