Buenos Aires (enviados especiales). Una mujer llora desconsolada mientras camina por avenida Corrientes al 6200, en la desconcentración del acto más triste del peronismo, o ese conglomerado que prometía unidad nacional bajo el efímero nombre de Unión por la Patria. La sostienen dos personas a cada lado, como si ella fuera a colapsar sin esa asistencia humana. Otra chica más joven se tapa la cara con la mano derecha pero con los dedos abiertos y se alcanzan a ver sus lágrimas. Una flaca adolescente tiene los ojos cerrados y se apoya junto al kiosco de diarios que está cerrado, de espaldas al escenario donde Sergio Massa debía celebrar el triunfo sobre Javier Milei en el balotaje de este domingo pero no. Son las ocho y veinte de la noche y Massa acaba de reconocer que el abismo anunciado es posible. Que esa amenaza a la convivencia democrática que era, que es, el armado libertario de extrema derecha, gobernará la Argentina los próximos cuatro años.

Pronto empezarán las acusaciones cruzadas. Lo evidente de la dificultad de reelegir a un gobierno tan malo, con tantos indicadores adversos, con más de la mitad de la población enojada, con una inflación de 140 por ciento que golpea a los más desamparados, a los más alejados de la casta política y económica que Milei supo representar. Pero ahora en esta esquina de Chacarita, afuera del centro de campaña del Complejo C, donde el 22 de octubre hubo festejos y resurrección peronista, ahora hay un dolor profundo y extendido. Como una manta que lo cubre todo. 

Ya no miedo, ya no ansiedad; el llanto, las miradas perdidas, los abrazos. Esos abrazos de los duros de la Uocra, con sus cuerpos anchos, las gorritas, los lentes oscuros; una ostentación de rudeza que colapsa en un fragmento de tiempo lento. 

Alan Monzón/Rosario3

 

Entre ellos está, también, Dolores, una jubilada que puede poner en palabras lo que siente cuando le acercan un micrófono y una cámara. La que habla no es solo ella sino su larga historia. 

–Todos los que votaron a Milei fueron educados y protegidos bajo un techo por las leyes de Perón. Yo soy quien soy gracias a ser peronista y no me da vergüenza decirlo, soy bien peronista. ¿Quién les va a dar educación, quién va a poner un jardín maternal para esas madres">