Un acto político partidario en un escenario institucional. Eso fue lo que hizo Javier Milei en la inédita puesta en escena de este domingo, con su discurso en el Congreso para presentar el proyecto de presupuesto 2025, algo que por primera vez en la historia realiza un presidente de la Nación y no el ministro de Economía de turno.

Del presupuesto, de sus números y proyecciones, no dijo demasiado Milei. Sí marcó, repitió y machacó, algo que en realidad tampoco es nuevo: el equilibrio fiscal es innegociable, se extenderá en el tiempo si por él fuera hasta la eternidad, y cualquier ley que salga del Congreso que implique un mayor gasto será vetada. Lo hizo ya con la reforma de la movilidad jubilatoria y, repitió en su discurso, lo hará con el financiamiento universitario aprobado el jueves pasado en el Senado. Nada que sorprenda.

¿Por qué entonces decidió el presidente ir al recinto de la Cámara de Diputados, que estaba ocupado a menos de la mitad por la ausencia de la mayoría de los legisladores de la oposición, y que su discurso con los tópicos de siempre fuera transmitido por cadena nacional">