El reciente caso de los jugadores infantiles de Newell’s sancionados por posar en una foto con Ignacio Malcorra, jugador de Rosario Central, reactivó una lista de antecedentes en la ciudad donde una imagen con la camiseta equivocada o una frase desafortunada pueden arruinar una trayectoria. La rivalidad entre leprosos y canallas no perdona distracciones, ni siquiera entre colegas o amigos fuera del campo de juego.

La sanción a los chicos de inferiores de Newell’s fue inmediata. El club no lo comunicó de forma oficial, pero fuentes internas deslizaron que fueron suspendidos por tres meses y perdieron una beca, más allá que después el presidente Ignacio Astore salió a relativizar la cuestión.

Todo por una foto compartida en redes sociales que los mostraba con una sonrisa junto al capitán de Central, al que se encontraron de casualidad. En Rosario, la pasión mal entendida sigue marcando los límites.

Un dato contundente: hace más de 40 años que un futbolista no pasa a jugar para el clásico rival.

Franco Díaz, borrado por un video

 

En marzo de 2024, Franco Díaz, mediocampista leproso proveniente de Vélez, fue excluido del plantel profesional de Newell’s luego de que circulara un video suyo donde decía que era hincha de Central. Las imágenes generaron un inmediato rechazo entre hinchas y mucha presión en redes sociales.

El jugador salió a aclarar la situación: “Lo hice para zafar”, dijo en una historia de Instagram. Y explicó que todo ocurrió en un momento en que se sintió intimidado. "Fue bajo una situación tensa, en la que había gente rodeando mi auto y lo dije para zafar la situación. Quiero aclarar que estoy 100% comprometido con Newell's", expresó.

La respuesta del club fue rápida. Díaz fue apartado de la lista de concentrados para la Copa Argentina, el siguiente partido en ese momento, y no volvió a tener participación en el equipo. Su carrera en Newell’s terminó a poco de haber comenzado.

Cristian Llama, el refuerzo que duró lo que un flash

 

En enero de 2008, Cristian Llama firmó contrato con Newell’s como refuerzo proveniente de Arsenal. Todo parecía encaminado, hasta que una vieja foto comenzó a circular: se lo veía posando con una camiseta de Rosario Central. Las repercusiones no tardaron. El enojo de los hinchas fue inmediato y el caso ocupó portales y noticieros.

Llama denunció amenazas y temió por la seguridad de su familia. El club, lejos de respaldarlo, optó por dejarlo ir antes de que jugara un solo minuto. La operación se canceló y el jugador dejó Rosario. Así, su paso por Newell’s quedó reducido a un contrato firmado y una foto que selló su salida.

Di María y Zamora, excepciones que confirman la regla

 

En medio de tantos rechazos, hubo un par de escenas que sorprendieron. Durante la despedida de Maxi Rodríguez en el estadio Marcelo Bielsa, en 2023, Ángel Di María —ídolo canalla y figura mundial— fue ovacionado por hinchas de Newell’s. Ingresó al campo, saludó, participó del homenaje y se retiró aplaudido. El motivo lo avalaba: venía de ser campeón del mundo y figura con la selección argentina.

Fue un gesto de madurez por parte del público rojinegro. Di María, rosarino y surgido en Central -todavía no se palpitaba su regreso, confirmado la última semana-, recibió el reconocimiento por su trayectoria y su amistad con Maxi, más allá de los colores.

Por su parte, el recordado ex delantero de Newell's Julio Zamora dio otro mensaje alentador cuando el año pasado pasó por el Gigante de Arroyito para la despedida de su amigo Omar Palma, fallecido el año pasado a los 66 años, y fue saludado respetuosamente por muchos hinchas canallas.

Zamora en el Gigante para despedir a su amigo. (Alan Monzón/Rosario3)

Fueron hechos inusuales en una ciudad donde la camiseta pesa más que el currículum. Ambas escenas fueron virales y celebradas como señales de que es posible dejar la rivalidad en las tribunas.

En Rosario, la camiseta pesa más que el contexto

 

Lo que vivieron los chicos de inferiores, Franco Díaz y Cristian Llama, por citar sólo unos pocos casos resonantes, demuestra que en Rosario no hay margen para equivocarse, ni siquiera fuera del campo. Una foto, un recuerdo, un gesto puede ser suficiente para quedar marcado. El contexto no importa: si hay un vínculo con el clásico rival, la sanción llega.

La pasión entre Newell’s y Rosario Central es una de las más intensas del país, pero también una de las más inflexibles y la intolerancia casi siempre gana.