Dormir la siesta no es solo una costumbre cultural, es una herramienta respaldada por la ciencia para mejorar la salud física y mental. Diversos estudios han demostrado que una siesta breve y bien programada puede tener múltiples beneficios.
Algunos de ellos son:
-Mejora la memoria y la concentración: Una siesta corta, de entre 10 y 30 minutos, puede mejorar la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración. Esto se debe a que durante el sueño, el cerebro procesa y consolida la información reciente, facilitando el aprendizaje y la retención de datos.
-Beneficia la salud cardiovascular: Tomar una siesta al mediodía puede contribuir a reducir la presión arterial y mejorar la salud del corazón. Este descanso ayuda a relajar el cuerpo y disminuir el ritmo cardíaco, lo que favorece la circulación sanguínea y reduce la tensión en los vasos sanguíneos.

-Mejora el estado de ánimo: Las siestas breves pueden mejorar el estado de ánimo al reducir la fatiga y la irritabilidad. Al estar más descansado, se incrementa la sensación de bienestar y se promueve una actitud más positiva frente a las tareas diarias.
-Aumenta el estado de alerta y el rendimiento: Una siesta corta puede aumentar el estado de alerta y mejorar el rendimiento en actividades que requieren atención y rapidez. Esto es especialmente útil para personas que realizan tareas que demandan concentración constante.
-Reduce el estrés: Dormir una siesta también puede ayudar a reducir los niveles de estrés. Este descanso permite al cuerpo y la mente relajarse, disminuyendo la producción de hormonas relacionadas con el estrés y promoviendo un estado de calma y bienestar.

Asimismo, para una siesta efectiva, expertos recomiendan:
-Duración: Entre 10 y 30 minutos para evitar la inercia del sueño.
-Horario: Preferiblemente entre las 13:00 y las 15:00 horas para no interferir con el sueño nocturno.
-Ambiente: Un lugar tranquilo, oscuro y con una temperatura agradable.