Una nena de tres años sufrió una herida en la cabeza como consecuencia de un ataque a piedrazos contra un colectivo en la ciudad bonaerense de San Nicolás, el sábado por la noche. La niña recibió siete puntos de sutura en un profundo corte en la frente. Según indican los choferes de la línea A de Azul Sata, las pedradas son frecuentes frente a las ruinas de la fábrica textil Estela, ubicada sobre la ruta 21 (avenida Presidente Illia).

Celeste, la mamá de Lúa, todavía se recupera del mal momento vivido el sábado por la noche. Habían pasado el día en Villa Constitución y regresaban a San Nicolás en un colectivo de la línea A de Azul Sata. “Ayer, por un instante, mi vida se desmoronó en cuestión de segundos”, escribió por Facebook.

“Con mi hija –que tiene apenas tres añitos– tomamos el colectivo alrededor de las 19.45. Como siempre, Lúa iba sentada del lado de la ventanilla, le encanta mirar el paisaje, cantar, va siempre contenta”, relató. Pero esa escena habitual se transformó bruscamente en horror. “De pronto, a la altura de la fábrica abandonada Estela, la ventanilla explotó justo donde estaba ella. La agarré, la corrí y la abracé. Cuando la miré, tenía toda la carita bañada en sangre y un agujero en medio de la frente. La sangre no paraba de salir a borbotones”, describió con crudeza.

“En un momento llegué a pensar que había sido un tiro. Lo único que pude hacer fue taparle el agujero con mi mano para que no se desangre y pedir ayuda”, continuó. En medio del caos, destacó el accionar del chofer: “Quiero agradecer a Geremías Galván, el colectivero, que no dudó en ayudarnos. Manejaba y abría paso junto con los pasajeros para llegar lo más rápido posible hasta que encontramos un patrullero. Ahí nos llevaron urgente a la guardia del hospital San Felipe”.

La mamá publicó fotos de la niña, que recibió siete puntos de sutura.


Una vez en el hospital, los médicos constataron que Lúa no tenía fractura de cráneo. “Gracias a Dios no la mató. Tiene siete puntos en la frente y una cicatriz que le va a quedar de por vida. Agradezco infinitamente a quienes nos ayudaron, pero no puedo dejar de preguntarme: ¿por qué?”.

“Esta gente está suelta. Solo atacan a los colectivos amarillos. No dejo de pensar en los choferes y en los pasajeros que se juegan la vida todos los días. Esto no puede seguir pasando. Tirar un cascote a un colectivo no es una travesura. Esa persona sabe el daño que puede causar. Eso es lo que más me asusta”, remarcó.

Y cerró con un pedido claro: “Pido justicia. Y pido protección para todos los que viajamos y trabajamos en estas líneas. No tiene que quedar en la nada. Mi hija está viva de milagro, pero no vamos a descansar hasta que esto se solucione”.

Galván, el chofer del colectivo atacado, relató a Diario El Norte que lamentablemente los ataques ocurren a diario. “Ya estamos cansados de que todos los días pase lo mismo, todos los días son 3, 4 hasta 7 coches por noche”, lamentó.

Solicitó una mayor presencia y control por parte del municipio. “Esto no puede seguir así, el Intendente tiene que hacer algo con esa fábrica”, dijo, en referencia al predio abandonado de lo que supo ser una histórica textil que cerró en la década del 90.

En referencia a lo ocurrido este último sábado, el chofer lamentó: “El piedrazo podría haber matado a la nena, es una locura lo que está pasando”.

Y agregó: “Obviamente, estamos capacitados para estas ocasiones. Llamé a la empresa para avisar que me desviaba del recorrido para llevar a la nena de urgencia al Hospital, hasta que por fin encontré un patrullero y la llevaron ellos”.