El gobernador pide ensalada. “Siempre almuerzo liviano, los días son largos y hay que andar liviano”, dice. La oficina donde recibe al cronista es grande y fría. Pullaro corre al perchero al lado de su escritorio y manotea un pulóver después de quejarse por la baja temperatura del lugar. Almuerza allí, en una lustrada, vieja aunque muy cuidada mesa de reuniones, una ensalada de vegetales con un pequeño plato de frutas. Se toma poco tiempo, quince minutos, y sale disparado a la inauguración de una escuela. “Siento mucha alegría cuando inauguro escuelas porque creo que la educación es el pilar fundamental de cualquier sociedad”, afirma.
Su mirada cansada ya no es del joven legislador que desafiaba desde el sur de Santa Fe a las narco bandas de su región. Es joven pero el tiempo ha pasado y las arrugas del rostro lo develan. Sus adversarios le respetan y le critican con igual proporción el andar sin retrocesos, sus aliados de Unidos su mano pesada sobre la mesa para debatir la agenda. Los votos a favor le dan a todo ganador una inevitable patina de soberbia que intenta istrar. Obra pública, corrupción policial, intervención en la política rosarina y su propia reelección de gobierno, ocupan líneas calientes para la entrevista. “Apure que tengo poco tiempo”, dice. “Siempre tengo poco tiempo”.
–¿La educación en Santa Fe es una catástrofe?
–El sistema educativo está muy golpeado y nosotros tomamos la decisión de corregirlo. La única manera de corregirlo es con políticas públicas que lo lleven al lugar que pretendemos llegar. Cuando inauguramos obras en escuelas siento emoción, porque uno ve a las familias, a la comunidad educativa, a los docentes, a los maestros, que tanto pero tanto se esfuerzan y que tanto ponen para sostener al sistema educativo celebrarlo. Nuestra educación va a mejorar con infraestructura, con inversión, pero fundamentalmente con orden. Nuestros principales aliados son los profesores, los maestros, los docentes, y nuestros principales adversarios o detractores son los sindicatos.
–¿Por qué cree que son los sindicatos?
Porque resisten a los cambios. Era gente que durante muchos años condujo prácticamente la política educativa de Santa Fe, y la respuesta es la que estamos viendo. Casi el 40% de los chicos en nuestra provincia no logra leer de manera adecuada o correcta.
–¿Los sindicatos hacen planteos para que no haya cambios?
–Los sindicatos mayoritariamente pertenecen al kirchnerismo y muchos han sido candidatos electivos en la provincia de Santa Fe. Hay una cuestión económica, de caja. Amsafé recauda para su caja de los docentes mil millones de pesos por mes. Debemos ver qué políticas públicas o qué es lo que hacen con esos recursos que también se llevan de los docentes santafesinos. Hay algunos sindicalistas que hace 20 años que no pisan o no tocan un aula. Hay familiares de sindicalistas que hace 20 años que no tocan un aula. Creo que los sindicatos y algunos sindicalistas del sector docente lo que defienden son sus propios privilegios. La educación no es de los sindicatos, sino de los docentes, los maestros, los alumnos . son sus familias.
–Esta semana se anunció el préstamo para obra pública. Más allá de la necesidad que tiene Santa Fe ¿es un desafío también al paradigma obra pública cero de Milei?
-Nosotros creemos que la obra pública es desarrollo e igualdad. Sin obra pública sería imposible llevar a Los Amores el último tramo de la Ruta 3 para que esa comunidad pueda transitar por asfalto. Es imposible que el mercado haga eso. Sin obra pública hoy no se estarían construyendo los gasoductos que darán potencia y competitividad en nuestra industria. La obra pública genera trabajo y estabilidad. Santa Fe está ranqueada como la tercera provincia que menos perdió trabajo en el sector de la construcción debajo de Neuquén (por Vía Muerta) y Salta (por el Litio). Creemos que en momentos muy difíciles de Argentina, donde hay recesión económica y donde hay una contracción de la economía, hay que aplicar políticas contra cíclicas para sostener el empleo y sostener el crecimiento, si no muchas comunidades padecerían muchas más dificultades. Por eso entendemos que siendo la provincia menos endeudada del país y con equilibrio fiscal, es el momento de tomar obra pública para sostener la economía y lograr desarrollo de igualdad.
–¿Está planeando sostener con esas ideas un debate nacional? Si la Argentina puede ser gobernada con otras ideas?
–Primero me corro de la alternativa de la disputa por el gobierno nacional. Pero sí, queremos dar un debate. Como santafesinos podemos aportar mucho a la discusión. Necesitamos mejorar infraestructuras productivas. Mejorar la logística energética. Y desde ese lugar que nuestra industria genere más empleo y crecimiento económico. No hay un país que pueda pensarse de otra forma. Y ese es el debate que nosotros queremos dar. No alcanza con lo financiero o lo fiscal. Tenemos que empezar a mirar el sector productivo. Argentina hoy tiene lo que el mundo necesita.
–¿Cómo qué?
–Minerales, tiene gas, petróleo, cereales, carnes, alimentos. Y en ese sentido tenemos que ofrecérselo al mundo. Tenemos que abrir nuevos mercados y consolidar los mercados que tenemos.
–¿Cómo es el diálogo hoy que tiene el gobierno de la provincia con la Nación?
–Es bueno en términos. Creo que es un gobierno que lleva adelante cambios. Y esos cambios, mientras no perjudiquen a la provincia de Santa Fe, nosotros los hemos acompañado.
–Si pagaran lo que deben, no estarían pidiendo un préstamo.
–Bueno, eso es verdad. Pero ojo, también lo pediríamos al préstamo. Porque si pagaran lo que nos deben, haríamos el doble de obra pública. En vez de hacer obras por 2.500 millones de dólares estaríamos hablando de 3.500 millones de dólares. Imaginate lo que haríamos si tendríamos esos recursos. Santa Fe abarataría muchísimo la logística y los costos de la producción y realmente arrancaría mucho más rápido que el resto del país.

–¿Cuándo fue la última vez que habló con Milei?
–En febrero de este año. Cada vez que lo he llamado me ha contestado, te diría casi de manera inmediata o hemos intercambiados chats. Hablo mucho con Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger. Creo que son los 2 mejores ministros que tiene la República Argentina.
–¿Tiene un Struzenegger hoy en Santa Fe?
–Olivares, sin duda.
–¿Olivares piensa como Struzenegger de qué manera achicar el Estado?
–Se bajó una línea en todos los ministerios para, más que achicar, ser más eficiente y poder brindar más y mejores servicios a un costo menor. Y para eso hicimos muchas cosas el año pasado, que nos permitieron hoy tener un equilibrio muy importante y una inversión muy importante. No hay que tenerle miedo a los debates en Argentina: ver cómo el Estado es más eficiente y acompaña más a los sectores de la producción y del trabajo. Argentina no sale adelante derrochando, ni con un Estado paquidérmico. Sale adelante si logra desarrollarse y acompaña al sector privado para que genere empleo.
–Otro de los temas calientes de estos días es la organización delictiva del grupo de policía para robarle al Estado. Usted pone crédito político por sostener la vitalidad policial ¿Hay un costo político o anímico cuando queda en evidencia la corrupción policial?
–No. Cuando nos llegó la información inmediatamente hicimos lo que teníamos que hacer. Eso también es un fuerte mensaje, no a la policía, sino a cualquier institución del Estado. Acá no nos casamos absolutamente con nadie. Sentíamos que la Unidad Regional II estaba haciendo un buen trabajo, también el equipo político de la conducción del Ministerio de Seguridad está haciendo un buen trabajo. Pero para nosotros no hay delitos menores y delitos mayores. El límite es cruzar la ley. Si un policía se corrompe porque le pasa información a un narco, si un policía se corrompe porque le roba al Estado combustible o equipamientos o bienes, nosotros vamos a actuar de la misma manera, como indica el Código Penal.
–¿Un mensaje ejemplar?
-Esto es un mensaje de respaldo a la Fuerza de Seguridad y a la Policía. Imaginate un muchacho de nuestra Policía que viene de Vera, viaja 8 ó 9 horas en el colectivo que le pone en la provincia de Santa Fe, trabaja 12 ó 24 horas aquí y vuelve a su pueblo, ganando un salario de un millón y pico de pesos. Ese muchacho ve que su jefe se hace rico robándole los bienes que él tendría que estar utilizando. Entonces, el respaldo es a los que trabajan.
–¿Te lo hace sentir la tropa, el apoyo al enfrentamiento a la corrupción?
–No se pueden permitir, ni en lo pequeño ni en lo grande, bajo ningún concepto. Hay que avanzar y hay que terminar con la corrupción. Por eso, la provincia de Santa Fe va a ser la primera provincia que va a tener en su Constitución la ficha limpia, para que no sólo los empleados públicos tengan un estándar alto, sino también los políticos.
–¿Hay rumores sobre el ingreso de funcionarios de su riñón a la istración Rosario?
Nosotros trabajamos mucho y queremos que a Rosario le vaya bien y tenemos un método y una forma de gestionar y de trabajar. Y ese método y esa forma de gestión esperamos que pueda ser acompañada en la mayoría de los pueblos y ciudades de la provincia de Santa Fe.
Pero es un método, una forma de trabajo que tiene que ver con la honestidad, que tiene que ver con la transparencia, que tiene que ver con una profunda dedicación y plena dedicación, que no todos los políticos están dispuestos a hacerlo. Y también tiene que ver con la medición de las políticas públicas: cómo te está yendo y a dónde querés llegar. Desde ese lugar, desde luego que vamos a trabajar para que a Rosario le vaya bien y para que una persona que represente este método de trabajo pueda gobernarla aquí.
–¿Y tiene el nombre de quien pudiera hacerlo?
-No, bueno, hay muchas personas. Hay tanto en nuestro frente que es un frente político que lo componen 11 partidos. Y a los ministerios hoy lo componen referentes y funcionarios de diferentes partidos políticos. Con lo cual hay mucha gente que primero que se identificaba con nosotros y con nuestra forma de trabajo antes de llegar al gobierno de la provincia. Vamos a trabajar mucho para que esta ciudad siga siendo gobernada por personas honestas, políticas e intelectualmente. Eso no se discute. Desde ese lugar vamos a aportar.
–Lleva casi 18 meses de gestión: ¿sintió que algo lo hacía “recular”?
–No, en ningún momento. Al contrario, a los problemas difíciles le redoblo la apuesta. Siento que pasamos un momento muy difícil, que fue en marzo del 2024, aquí en Rosario, cuando atacaron a 4 civiles inocentes y dejaron carteles a mi persona para que vuelva atrás políticas públicas en la esfera carcelaria. Si yo no hubiese estado sentado aquí, hubiese sido difícil que se sostengan esas políticas públicas y que se sigan adelante. Y ahí sí las organizaciones criminales nos hubiesen quebrado. Con esto no digo que tiene que ver con la valentía o la formación de una persona, pero sí con la experiencia. Yo había sido ministro de Seguridad, sabía muy claro a dónde tenía que llegar y para llegar a ese lugar sabía por dónde tenía que ir y qué era lo que teníamos que hacer. Y lo que nunca hay que hacer es ceder o pactar con las organizaciones criminales. Y de esa manera demostramos que con un costo y con un dolor muy alto, que podíamos de a poco ir pacificando esta ciudad y que esta ciudad vuelva a renacer.
–¿Qué costos tuvo usted por esto?
–Muchos. Me alejé de mi familia durante mucho tiempo. Recordamos que cuando comenzó mi gestión teníamos entre 20 y 30 móviles las 24 horas para Rosario. Hoy tenemos casi 300 móviles en calle y tenemos 140 caminantes, es decir, 20 veces más por lo menos en la ciudad de Rosario. Distraer móviles para cuidar a mis seres queridos era injusto en ese momento. Entonces decidí que no tenían que estar cerca mío y eso sí me puso mal, pero seguí siempre adelante. Y después de haber perdido la vida social, yo no tengo ningún tipo de vida fuera de mi trabajo. Trabajo las 24 horas los 7 días de la semana y lo único que hago es trabajar todos los días de mi vida. Y veo la agenda y los sábados tengo agenda y los domingos tengo agenda y le pongo mucho, pero mucho esfuerzo a eso porque siento que 4 años es muy, pero muy poco tiempo. Entonces, vos me decís, ¿qué es lo que perdiste? Perdí completamente la vida social.
–¿No va a ningún lado?
–No, no fui a ningún cumpleaños, no voy a fiestas, no voy a casamientos, no voy a nada que no sea trabajo. Tal vez voy a una reunión, a una cena, pero es una cena de trabajo donde se va a plantear algo. Tal vez la paso bien ahí. Pero perdí todo tipo de vida social y no me arrepiento en lo más mínimo y en algún aspecto también se lo hice perder a mi familia.
–Tanto el peronismo como la libertad avanza, plantean que la reforma constitucional tiene un solo objetivo: la reelección, no del gobernador, sino la reelección de Maximiliano Pullaro. ¿Cuál es la respuesta a eso?
–A ellos les resulta más cómodo debatir eso, que en definitiva lo va a resolver la gente y los constituyentes, que debatir ficha limpia, para que los corruptos no puedan ser candidatos. Les resulta más cómodo que debatir la eliminación de los fueros parlamentarios porque pretenden seguir teniendo fueros parlamentarios. No quieren debatir los privilegios que tiene la política porque pretenden seguir teniendo privilegios de la política. No quieren debatir el equilibrio fiscal. Es más fácil intentar desviar la discusión y llevarla a la superficie, en vez de ir y llevarla al fondo. Lo que diga el Kirchnerismo, que intentan ocultarse a través de otros sellos, pero que son los mismos que dijeron que el narcotráfico había ganado aquí en la Ciudad de Rosario y lo que digan algunos sectores más liberales para ocultar este debate, a nosotros no nos va a mover del objetivo final, que es tener la mejor Constitución que pueda haber en la República Argentina.