En una reciente entrevista, el economista Esteban Domecq, referente de la consultora Invecq, arrojó luz sobre los intrincados desafíos y oportunidades que enfrenta la economía argentina, brindando una perspectiva valiosa para los empresarios locales. La conversación se centró en la tan mentada recomposición económica, los dólares "colchón" y el riesgo país, temas que, sin dudas, resuenan fuerte en cada pyme y emprendimiento de nuestra provincia.
"Si este plan funciona y se remonetiza la economía y la economía crece, el Estado va a recaudar vía los impuestos cíclicos", afirmó Domecq
Uno de los puntos clave que abordó Domecq fue la necesidad de remonetizar la economía. "Si este plan funciona y se remonetiza la economía y la economía crece, el Estado va a recaudar vía los impuestos cíclicos", afirmó. Esto significa que la recaudación fiscal no dependería de un blanqueo directo, sino que se nutriría indirectamente de un mayor dinamismo, con más IVA y cargas sociales a posteriori. A propósito del nuevo régimen impositivo, que el gobierno prefiere llamar “liberación” y no blanqueo, surge una pregunta recurrente entre los que tienen un negocio: "¿Ahora voy a poder facturar lo que quiero y lo que no?". La respuesta de Domecq es categórica: la facturación se tiene que hacer igual, lo que aún no se sabe es cuál es la alícuota de este nuevo régimen... La expectativa es que, si funciona, la economía se va a mover más.
El estanque de dólares y las dos Argentinas
El economista puso sobre la mesa un dato que invita a la reflexión: ¿cuántos depósitos en dólares hay en los bancos en Argentina? Unos $35.000 millones. Ahora, ¿cuántos dólares se estiman fuera del sistema? ¡Nada más y nada menos que $240.000 millones! Esto incluye el famoso “colchón”, las cajas de seguridad y las cuentas no declaradas en el exterior. Es decir, apenas el 15% de los dólares estimados están dentro del sistema formal.
¿Por qué se generó este gigantesco estanque de dólares fuera del sistema? Domecq identificó tres razones principales: la presión tributaria, el riesgo jurídico argentino (con antecedentes como los Bonex y el corralito) y, por supuesto, el riesgo político. “Producto de esas consecuencias, el argentino buscó protección y resguardo de su refugio”, señaló.
"El argentino buscó la forma de escapar de toda esta inseguridad jurídica, de esta economía inflacionaria", enfatizó Domecq
Aquí es donde entra en juego la convivencia de dos economías en nuestro país: la formal y la informal. La economía en blanco, con ingresos y consumos declarados, pero con un ahorro que, por los problemas mencionados, muchas veces decide migrar al "estanque" informal. Y luego, la economía informal, que se nutre de trabajadores en negro, empresarios que no declaran y actividades ilícitas. Ambas, a su manera, alimentan esos $240.000 millones. Es decir, hay gente que, con ingresos en blanco, compró dólares en blanco y luego los pasó fuera del sistema para resguardarlos. "El argentino buscó la forma de escapar de toda esta inseguridad jurídica, de esta economía inflacionaria", enfatizó Domecq.
La informalidad y el desafío de las regulaciones
Este contexto explica por qué, cada dos o tres años, Argentina recurre a un blanqueo. Es una forma de abrir una compuerta para nutrir un sistema que, de otra manera, se agotaría. La informalidad ha ganado terreno: hoy representa aproximadamente el 40% de la economía, ya sea en actividad, ventas o empleo. Y esto es un flujo constante que genera ingresos, consumos y ahorros informales.
Para intentar frenar el avance de la informalidad, la AFIP implementó en las últimas décadas una maraña de regulaciones: control de expensas, colegios, tarjetas de crédito, compras en supermercados. Un esquema que, según Domecq, actúa como una barrera para impedir que la gente migre a la vía informal bloqueándole el al consumo. Sin embargo, estas medidas también tienen un impacto en la actividad, ya que “esas barreras molestan y restringen y quitan algo de actividad”. El economista advierte que la carga tributaria efectiva sobre el sector formal de la economía es “insostenible”. Si el 40% es informal, el peso recae sobre el 60% formal, lo que explica por qué "cada producto que uno agarra tiene 40, 50, 60% de impuestos".
Confianza, legislación y el ojo del GAFI
La confianza es un pilar fundamental para que la gente elija consumir y gastar sus dólares. Por eso, el rol del Congreso es crucial. La legislación es clave para el stock del ahorro ($240.000 millones), mientras que el ingreso y el consumo son un flujo constante. El dinero informal se consume de manera informal o se buscan vericuetos. “No conozco mucha gente que haya bloqueado decisiones de consumo porque no le encontró la vuelta de cómo sortearse estos obstáculos”, dijo, ejemplificando con pagos en efectivo de cuotas de colegio o compras en supermercados.
Un aspecto importante es el riesgo legislativo y la implicancia internacional con el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional). La preocupación radica en que un nuevo régimen podría dar la puerta abierta a que el dinero de actividades ilícitas también ingrese al sistema sin control. "Juancito tenía el ingreso en blanco, consumió en blanco, ahorró en blanco y se tuvo que escapar y lo pasó al colchón. Pobre, dejalo volver a entrar, fenómeno. Pero después está Pepito que vivió en negro con actividades ya ilícitas, consume negro, ahorra en negro y ahora puede entrar, digamos, y esto va a convivir", planteó Domecq, señalando el debate que se avecina. La clave, según él, es trabajar en la reducción de la presión tributaria para desincentivar la informalidad.
El gobierno argumenta que es más fácil controlar el sistema financiero que la informalidad. En este sentido, la titular de la UIF (Unidad de Información Financiera) explicó que el GAFI asesora sobre no hacer una "sobre-regulación" como la que tenía Argentina, donde la información masiva impedía detectar al verdadero evasor. “Me enteré que las expensas de prácticamente toda la República Argentina eran informadas a la AFIP. ¿Cuál es el sentido de eso? O sea, perdés grip en agarrar al verdadero evasor si tenés un estanque lleno de datos”, opinó. Esto explica por qué, a pesar de las regulaciones, casos de corrupción como los de Lázaro Báez o "Castillo, el señor de la Salada", pasaron desapercibidos.
La foto del Banco Central y el movimiento del stock de dólares
¿Cómo impacta este nuevo régimen en el Banco Central? Si los argentinos empiezan a hacer operaciones en dólares, estos podrían terminar en el mercado único y libre de cambios (MULC). Si bien esta medida no tendría un gran impacto en el nivel de actividad o de ingreso, sí podría mover el stock de ahorro. Algunos, para no perder contra la inflación (incluso la de Estados Unidos, que ya empieza a ser un problema para los dólares en el colchón), podrían volcarse a comprar bonos soberanos, provinciales, corporativos o acciones, o incluso invertir en fondos de inversión.
Domecq recordó que en septiembre y octubre del año pasado hubo un blanqueo “recontra exitoso” que movilizó una parte de estos dólares. “Si hay argentinos que entienden que esto es una oportunidad para empezar a mover esos dólares y dejar de perder y sacar algún retorno, etcétera, bueno, algún impacto también debería tener”, vaticinó. La velocidad y la magnitud de este movimiento son la gran incógnita.
Riesgo país, historia y las cuatro velocidades de la economía
La conversación derivó en el riesgo país, que se mantiene en 650 puntos a pesar del superávit fiscal. ¿Por qué no baja? Domecq lo atribuyó a una combinación de factores: la historia argentina, el riesgo político (ligado a las elecciones) y, fundamentalmente, un riesgo de reversibilidad de las reformas muy grande. “Hay un mercado que se ha quemado mucho, varias veces”, aseveró, en alusión a experiencias pasadas donde el mercado confió y los ajustes no se hicieron.
“Hay un mercado que se ha quemado mucho, varias veces” aseveró Domecq
La economía argentina, según Domecq, se mueve a cuatro velocidades. Contrario a la idea de que “la economía se desangra”, los datos muestran que cayó menos de lo esperado en 2024 y que el rebote fue más acelerado. Sin embargo, no todos los sectores se mueven al mismo ritmo. Mientras el agro, la minería, el petróleo, el real estate y el mercado financiero "nunca se enteraron que hubo recesión", el mercado interno se desplomó. Dentro de este desplome, hay sectores de recuperación rápida (automotriz, financiero, turismo emisivo), otros a velocidad media y algunos que salen "anémicamente o no salen", como la construcción, algunos sectores industriales (textil, indumentaria, electrodomésticos) y las economías regionales. El turismo, por ejemplo, tiene un "velorio" en el receptivo y una "fiesta" en el emisivo.
El desafío de la sostenibilidad y el dilema político
El gran desafío es darle recorrido a la recuperación y lograr un crecimiento genuino y sostenible. Para ello, Argentina necesita dólares. Domecq advierte que la economía no puede crecer al 5% o 6% porque “te quedas sin nafta en mitad de camino”. La recomposición de los ingresos reales también es un factor crucial. Si la desinflación avanza y los precios relativos dejan de moverse, los salarios y los ingresos no se recomponen tan rápidamente, lo que quita estímulo a la recuperación.
El economista fue contundente: “Argentina no puede flotar y guapearla con nuestra historia atrás, sin reservas, sin reputación, sin crédito”.
“Argentina no puede flotar y guapearla con nuestra historia atrás, sin reservas, sin reputación, sin crédito” afirma Domecq
Afirmó que si bien Argentina no tiene un problema de dólares a nivel país (el sector privado los tiene "encanutados"), sí lo tiene el sector público, y puntualmente el Banco Central, que "los regaló". Además, la cuenta corriente ya está prácticamente negativa y la actividad económica, si crece, exigirá más importaciones que no pueden ser repagadas con el boom de Vaca Muerta o la minería a los precios actuales de los commodities.
La incógnita es cuántos dólares comprarán los argentinos con la flexibilización del cepo. Si bien en el pasado las compras fueron significativas, ahora la esperanza es que la estabilidad y la confianza generen un cambio. Sin embargo, Domecq advierte sobre la combinación de una cuenta corriente deficitaria, argentinos conquistando Copacabana, importadores batiendo récords en China y precios internacionales por el piso. "¿Cómo se provee todo esto? No, con el fondo, con el neoblanqueo y con los [créditos]… no es riesgoso", preguntó retóricamente.
El "corazón" de la economía y la devaluación fiscal
Domecq utilizó una analogía médica para describir la situación. En diciembre de 2023, Argentina era un paciente terminal con un hospital en terapia intensiva, que necesitaba cuatro operaciones simultáneas. "El corazón (el ajuste fiscal) salió 10 puntos, un milagro", dijo. Sin embargo, los "pulmones" (el saneamiento del Banco Central y las reservas) aún necesitan atención. El mercado, observando esto, duda sobre la acumulación de dólares.
¿Por qué el riesgo país no baja? La historia, el riesgo político y la reversibilidad de las reformas son parte de la respuesta. Pero también, la pregunta fundamental que el mercado se hace es: "¿Cómo cambia un programa que pierde dólares en un programa que acumula dólares?". Hoy, el programa no pierde más dólares, pero tampoco acumula, lo que genera un "limbo". El mercado anticipa que la dolarización, la actividad y el turismo exigirán más dólares, mientras que el agro estacionalmente juega a favor. A esto se suma que la cuenta de capitales está abierta para que los argentinos compren dólares.
La devaluación fiscal, es decir, la reducción del costo argentino a través de la baja de impuestos y reformas estructurales, es crucial. Si esto acelera, no se necesitaría un tipo de cambio de equilibrio tan alto. “Recorro todo el país y hablo con empresarios de todos los sectores. La economía real te da un mapeo de la sensibilidad de lo que están viviendo”, afirmó Domecq. Hay provincias, como Mendoza, con sectores muy sensibles a los esquemas cambiarios.
Inflación, expectativas y la meta a largo plazo
Finalmente, el economista se refirió a la inflación. Observa que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) sistemáticamente mide por encima de lo que finalmente sucede, mientras que los breakeven de inflación se acercan más a la realidad. Los datos de la consultora de Domecq muestran una desinflación que sorprende positivamente.
El proceso de desinflación, según Domecq, es como un partido de fútbol con dos tiempos. El primero, donde se debía destapar la olla de precios relativos (tipo de cambio, combustibles, tarifas) y no volar por los aires, fue un “éxito rotundo”. El anclaje fiscal, el crawling peg (deslizamiento lento del tipo de cambio), el apretón fiscal y monetario, permitieron contener el fogonazo inflacionario. "El primer tiempo se ganó 1 a 0 con jogo bonito", graficó.
El segundo tiempo, el actual, tiene el desafío de lidiar con componentes de inflación de corto plazo que dan pelea. Las tarifas de servicios públicos, las prepagas, la educación, y los componentes inerciales como los salarios, siguen presionando. Sin embargo, la “ancla implícita” que representan los acuerdos y los frenos a las homologaciones de paritarias, junto con la baja de precios en bienes transables (como alimentos y vestimenta), contribuyen a la desinflación.
¿Por qué Argentina no puede fijar un objetivo inflacionario como Estados Unidos? Porque aún no tiene una economía saneada. En 2002-2003, con superávit fiscal y una economía desmonetizada, se podría haber implementado un esquema de metas de inflación con un Banco Central independiente. Hoy, sin independencia y con un overhang monetario, no es creíble. Esteban Domecq estima que se necesitarían al menos 10 años para llegar a ese escenario, y un nivel de crédito sobre el producto del 30% o 40% para que la tasa de interés tenga un efecto real en la economía. "La tasa de interés sirve como coordinador [en] una economía ya no inflacionaria", explicó.
El gobierno no le da importancia a la cantidad de dólares, sino a la inflación y la cantidad de pesos. Sin embargo, para Domecq, la cantidad de dólares sí importa. Argentina es un país emergente inestable y vulnerable con desequilibrios macro. “¿Quién cree que Argentina está fundida? Nadie. No, Argentina está fundida. Estamos intentando reconstruir una economía, pero todavía tenemos enormes problemas”, sentenció. La clave es que el saneamiento de los “pulmones del Banco Central” debe continuar.
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