Los múltiples beneficios del bioetanol, su crecimiento en el mundo y las perspectivas en la Argentina fueron temas de análisis durante el Congreso Maizar 2025, en un conformado por Beatriz Pupo, del US Grains Council; Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, y Antonella Semadeni, de FADA, que contó con la moderación de Manuel Ron, de Bio 4.
Beatriz Pupo, representante del Mercosur Council del US Grains Council y ubicada en Brasil, ofreció una perspectiva global sobre el bioetanol. Destacó que, en los últimos 5 años, la producción mundial ha crecido casi un 4% promedio anual, y alcanzó casi 120.000 millones de litros, muy concentrada en Estados Unidos, Brasil, India y la Unión Europea, que suman aproximadamente el 90% del total. “El éxito en estos países se debe a que fortalecen y ajustan sus mandatos de mezcla, mejoran sus metas de reducción de gases de efecto invernadero y ofrecen incentivos fiscales y financieros”, puntualizó.
A nivel mundial, el bioetanol representa hoy cerca del 6% del total de la demanda de gasolina, y Argentina tiene espacio para seguir creciendo y fortaleciendo sus políticas públicas, agregó la experta. En Estados Unidos, la producción durante 2024 fue récord: 61.000 millones de litros, una cifra mayor que el consumo. Esto generó un remanente que impulsó las exportaciones, que también alcanzaron un récord: 7.000 millones de litros, con Canadá y Europa como destinos principales.
El caso EEUU
En Estados Unidos se están cumpliendo 20 años del estándar de combustibles renovables (RFS), que ha generado gran valor para la cadena agrícola en ese país. La tasa de mezcla actual en el país es del 10,4%, y la industria estadounidense opera a un 86% de su capacidad, con potencial para aumentar la producción. “El uso de etanol también ofrece beneficios económicos para los consumidores: en promedio, fue 16 centavos de dólar por litro más barato que la gasolina en 2024, con picos de mayor diferencia”, destacó Pupo.
Las ventas de mezclas más altas en el mercado estadounidense, como E15 (15% etanol), alcanzaron un récord de 5.000 millones de litros en 2024, impulsadas por el aumento de estaciones que lo ofrecen y permisos de venta extendidos, incluso durante todo el año en algunos estados. “El E85 también ha visto ventas récord, superando los 400 millones de litros en 2024, lo que muestra que, cuando el precio es favorable, las ventas aumentan”, agregó la especialista.
El caso Brasil
Brasil también es una locomotora en producción de bioetanol. Pupo indicó que la zafra 2024/2025 marcó un récord de producción –casi 35.000 millones de litros–, impulsado fuertemente por el etanol de maíz. Este protagonismo se debe a que las plantas de caña de azúcar están priorizando la producción de azúcar.
“Esto marca un cambio de paradigma: el etanol de maíz es el motor del crecimiento del consumo de etanol en Brasil. La producción de etanol de maíz superó los 8.000 millones de litros en 2024 (+23%) y se espera que supere los 10.000 millones en 2025 (+24%), mientras que la producción de etanol de caña caería 8%”, comparó.
Se estima que en Brasil se transforman alrededor de 20 millones de toneladas de maíz en etanol. Aunque hoy el etanol de maíz es el 20% de la producción total en Brasil, la expectativa es que alcance el 40% en 5 años.
Antonella Semadeni, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), le puso cifra al negocio del bioetanol en la Argentina, presentando 5 aportes socioeconómicos que genera esta industria más allá de la transición energética, que actúan como motor de desarrollo local, regional y nacional.
De cara al futuro, Semadeni también presentó escenarios de aumento del corte de bioetanol. Un corte del 27,5% (similar a Brasil) implicaría, desde el 12% actual, “generaría un aporte tributario adicional de USD 400 millones (en total, USD 590 millones), valor agregado adicional de cerca de USD 300 millones, un ahorro de divisas cercano a USD 1.100 millones y la generación de más de 14.000 puestos de trabajo (9.000 extra). Demandaría 5,3 millones de toneladas de maíz (10% de la producción nacional), 3,4 millones extra.

“El desarrollo del bioetanol responde a múltiples objetivos estratégicos, y ejemplos como los de Brasil y Estados Unidos muestran que, con un marco regulatorio adecuado y políticas públicas, se puede seguir desarrollando el sector, abasteciendo el mercado interno, sustituyendo importaciones e incluso generando un saldo exportador a futuro”, indicó.
Qué pasa en Argentina
Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, ubicó la importancia del bioetanol en el país en el contexto de la catástrofe ambiental y la necesidad de descarbonizar el transporte. “Aunque se destacan los beneficios económicos y sociales, el contexto principal es el climático: la Argentina tiene un plan de transición energética que prevé un aumento del uso de etanol a un mínimo del 20%, y hasta el 27,5%, alineándose con Brasil”, destacó. Entre las ventajas del bioetanol de maíz, marcó que provee de octanaje a las naftas de forma más barata que otras fuentes y es ambientalmente sustentable.
Además, en un círculo virtuoso, las plantas generan coproductos valiosos: burlanda (DDGS) a partir del almidón, utilizada para alimentar cientos de miles de animales, integrando energía y alimentos; CO2, que se trata y purifica para usos industriales; aceite de maíz para biodiesel u otras industrias, y vinaza para producir biogás y biometano. “Las plantas de etanol son centros de producción de energía y múltiples coproductos”.
Adam contrastó el modelo argentino con el de países como Estados Unidos y Brasil. Argentina, al igual que Ucrania, tiende a ser exportadora de materia prima, un modelo que describió como "empobrecedor". Consideró "insólito" que Argentina solo destine el 3% de su maíz a la producción del combustible renovable, comparado con el 25% en Brasil (recién empezando con maíz) y el 25 a 40% en Estados Unidos.
La propuesta de la industria del bioetanol de maíz incluye una suba del corte a un mínimo del 15% como primer paso; desregular el mercado, eliminando fórmulas de precio y cupos; buscar mayor competencia en la fijación de precios, quizás mediante licitaciones públicas; y asegurar que el precio no supere la paridad de importación.
Adam señaló una paradoja: en Argentina se fabrican y exportan a Brasil autos con motor flex fuel (capaces de usar etanol al 100%), pero aún no está autorizado venderlos aquí. Abogó por un mercado libre donde el consumidor pueda elegir su combustible, y dijo que la industria necesita mayor unidad para ser valorada e incluida en las mesas de decisión.
Adam detalló que hay conversaciones con el Gobierno, pero que, aunque es receptivo, aún no se traducen en avances concretos. Indicó que la industria, tanto de maíz como de caña de azúcar (representada por el Centro Azucarero, que apoya las propuestas), está de acuerdo con las propuestas, como el proyecto del diputado Carlos Gutiérrez. Sugirió que, si el avance en una ley integral se traba parlamentariamente, una salida podría ser impulsar una ley exclusiva para el bioetanol, dejando que el biodiésel, un sector más complejo, avance por su lado, aunque las provincias productoras de bioetanol apoyarían también al biodiésel.
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