Bitcoin (BTC) arrancó junio cotizando arriba de los u$s100.000, un precio que funciona como piso y ayuda a que el valor de bitcoin siga subiendo. Actualmente, el precio ronda los u$s105.000, lo que alimenta las proyecciones positivas a corto plazo entre analistas y operadores.
El comportamiento de bitcoin durante los meses de junio fue históricamente impredecible. Desde 2013, se registraron seis cierres mensuales en alza y seis en baja, lo que convierte a este mes en uno de los más "neutrales" del año en términos estadísticos.
Sin embargo, la mirada del mercado está puesta en otros factores que podrían incidir con más fuerza. Si Bitcoin logra mantenerse por encima del rango de u$s103.000 a u$s105.000, hay margen para un nuevo impulso hacia los u$s115.000. En caso contrario, una caída por debajo de esos niveles podría "abrir la puerta a una corrección más profunda, con objetivos de precio en el rango de u$s93.000 a u$s97.000".
Más allá de las proyecciones técnicas, los factores macroeconómicos y geopolíticos podrían desempeñar un papel clave en el desempeño de BTC durante este mes.
La guerra comercial impulsada por Trump genera tensiones que se reflejan en el mercado. Las señales de acuerdos internacionales tienden a impulsar el precio de Bitcoin, mientras que, cuando las tensiones aumentan se genera el efecto contrario.
En paralelo, el conflicto entre Rusia y Ucrania suma otro elemento de incertidumbre. Nuevas acciones militares elevan el riesgo global, y en anteriores episodios similares se observó un impacto negativo en el mercado cripto.
"Se suman los rumores sobre una posible renuncia de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que permitiría al gobierno de Trump acelerar los recortes en las tasas de interés".
Los fundamentos generan optimismo
La próxima reunión de la Fed está prevista para el 18 de junio. Una baja en las tasas sería vista como una señal alcista para bitcoin, dado que los inversores suelen volcarse a activos de riesgo en contextos de mayor liquidez.
Pese a que en el corto plazo puede verse volatilidad, los fundamentos de Bitcoin siguen sólidos. En ese sentido, uno de los principales argumentos es que la criptomoneda ya no es considerada un activo marginal.
"La adopción de la criptomoneda en el sistema financiero tradicional, especialmente tras la aprobación de ETF al contado en Estados Unidos, permitió el ingreso de capital institucional con estrategias que amortiguan las caídas y consolidan pisos de precio".
Además, el halving de abril comenzó a ejercer presión sobre la oferta. Como ocurre cada cuatro años, esta reducción a la mitad en las recompensas por bloque minado disminuye la emisión de nuevos BTC.
Esto, combinado con una demanda estable o creciente, genera una presión alcista en el mediano plazo. Históricamente, los seis a doce meses posteriores a un halving fueron los más favorables para el precio.
También suma el contexto monetario global. Con la masa de dinero en circulación en máximos históricos, muchos inversores buscan refugio en activos como el oro y Bitcoin.
Por último, el interés de empresas, bancos y fondos en incorporar Bitcoin a sus carteras refuerza la demanda de largo plazo. A diferencia de ciclos anteriores, en los que predominaba el inversor minorista, hoy la presencia institucional actúa suma gran estabilidad al mercado.
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