Brasil, ese gigante de al lado, siempre fue un faro de oportunidades y, a veces, de incertidumbres para los que estamos acá, lidiando con lo nuestro. En el vaivén de las economías, el ojo avizor de los inversores y de aquellos que mueven sus fichas en el tablero financiero siempre está buscando dónde poner la mira. Últimamente, se escucha un murmullo que se va haciendo eco: Morgan Stanley, una de esas instituciones que marcan el rumbo, le subió el pulgar a las acciones brasileñas. Y esto no es un dato menor, porque cuando los pesos pesados de Wall Street dan una señal, es para prestar atención, para desmenuzar las razones y ver cómo se acomodan las piezas en nuestro propio patio.
No es capricho que este gigante de las finanzas haya mejorado su recomendación a "sobreponderar" para los activos del país vecino. Hay una serie de factores que, como en un buen asado, se van cocinando a fuego lento para darle un sabor distinto al panorama. Por un lado, las expectativas de un cambio político se sienten en el aire, con la popularidad del presidente Lula mostrando ciertas fisuras. Este posible realineamiento, que podría derivar en políticas más amigables con el mercado, es un condimento que atrae. Además, las valoraciones actuales de las acciones brasileñas están baratas, un verdadero "regalo" para aquellos que buscan valor y potencial de crecimiento. Es como encontrar esa joya oculta en una feria, que sabés que vale mucho más de lo que piden.
Pero, sin duda, el plato fuerte que está moviendo el amperímetro es la potencial reducción de las tasas de interés en Brasil. Esto es música para los oídos de cualquier inversor, porque cuando el costo del dinero baja, las empresas pueden financiarse a menor precio, lo que impulsa la inversión y el crecimiento. Y, como si fuera poco, este escenario se ve potenciado por un debilitamiento global del dólar, lo que hace que los activos denominados en otras monedas, como el real brasileño, se vuelvan más atractivos.
"Nos gusta la relación riesgo-recompensa en Brasil, donde el escenario bajista no cambió, pero simplemente es menos probable y el escenario alcista es ahora más probable, en nuestra opinión", sentenciaron desde Morgan Stanley,
"Nos gusta la relación riesgo-recompensa en Brasil, donde el escenario bajista no cambió, pero simplemente es menos probable y el escenario alcista es ahora más probable, en nuestra opinión", sentenciaron desde Morgan Stanley. La frase de que las acciones brasileñas están baratas en un "mercado de capitales profundo con un posicionamiento extremo hacia la renta fija para financiar un déficit presupuestario del 10%" es una invitación a la reflexión. Muestra la resiliencia y la capacidad de adaptación de una economía que, a pesar de sus desafíos, siempre encuentra la manera de seguir girando.
El dilema de la política monetaria es otro punto a considerar. Si bien no se espera un cambio drástico antes de 2027, la mera posibilidad de un viraje en el enfoque del crecimiento económico, quizás alejándose de la política fiscal para inducir el consumo y centrándose más en la inversión, podría ser un catalizador. La incertidumbre sobre el futuro de la política monetaria, con la presión que se podría ejercer sobre el Banco Central de Brasil a medida que se acerquen los comicios presidenciales, es un factor a tener en cuenta. Sin embargo, una postura más laxa, sumada a una política fiscal más expansiva, podría impactar negativamente en los precios de los activos locales.
Pero, ¿qué sectores son los que podrían sacar la mejor tajada de este panorama? El análisis es crucial para aquellos que están pensando en diversificar sus carteras o en poner sus fichas más allá de nuestras fronteras. Gustavo Neffa, un referente en el análisis de mercados, tiene una visión clara al respecto. Si bien el crecimiento económico de Brasil para este año podría ser menor al del 2024, con una suba estimada del 3% anual contra una caída del 1%, algún acierto, como la contención del tipo de cambio, es un punto a favor.
En este contexto, el sector financiero aparece como uno de los grandes candidatos a capitalizar el buen momento. Los bancos, las aseguradoras y las empresas de servicios financieros son los engranajes de la economía, y cuando el motor se enciende, ellos son los primeros en sentir el impulso. La reducción de las tasas de interés y la mejora en las expectativas económicas suelen traducirse en mayores volúmenes de créditos, más operaciones y, en definitiva, mejores resultados para estas compañías.
Las utilities, es decir, las empresas de servicios públicos como energía, agua o gas, también se perfilan como beneficiarias. Son sectores más estables, con flujos de ingresos predecibles y, a menudo, regulados, lo que les da una cierta inmunidad a las fluctuaciones macroeconómicas más bruscas. Cuando las tasas bajan, su costo de financiación disminuye, lo que mejora sus márgenes y las hace más atractivas para los inversores que buscan rentas estables.
Y el comercio minorista, ese pulso de la economía real, también se vislumbra con un futuro prometedor. Si las tasas bajan y la economía repunta, el consumo se reactiva. La gente sale a comprar, a invertir, a disfrutar, y eso se traduce directamente en mayores ventas y beneficios para las empresas del sector.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Hay sectores que, como en todo panorama, enfrentan desafíos. El sector energético, por ejemplo, podría verse afectado. Un caso emblemático es Petrobras, la gigante petrolera brasileña. La caída en el precio del petróleo a nivel global, sumado a una demanda mundial reducida y la persistencia de la guerra comercial, son nubarrones en el horizonte. Los metales, como el caso de Vale, también muestran sus propias complejidades, con un escaso flujo de fondos del exterior que limita su potencial.
Comparado con el resto del mundo, el desempeño del Bovespa es, sin dudas, para sacarse el sombrero. En un año donde el S&P 500 apenas muestra un retorno positivo y el Merval, nuestro índice, acumula una caída del 18% en dólares, el índice brasileño brilla con un impresionante 25% de suba. Si bien en 2024 tuvo un mal desempeño, producto de una fuerte depreciación del real, las perspectivas para lo que queda del año son diferentes.
La mejora en el resultado fiscal del gobierno brasileño al cierre de 2024 es un factor que contribuyó a anclar las expectativas y a generar un cambio en la percepción de los inversores. Además, las señales de independencia del nuevo board del Banco Central también sumaron a la mejora. Cuando las instituciones son fuertes y autónomas, generan confianza y credibilidad, elementos clave para atraer capitales.
A pesar de la volatilidad histórica del Bovespa, que a veces juega en contra, y de que la relación riesgo/retorno en las acciones puede ser una apuesta con poca compensación, los bonos en dólares en Brasil están mostrando una balanza mucho más equilibrada. Es como sopesar las opciones en una balanza, y ver dónde está el mayor beneficio con el menor riesgo. Para aquellos que buscan una opción más conservadora, la renta fija en Brasil podría ser una alternativa interesante. Es un recordatorio de que, en el mundo de las finanzas, siempre hay un abanico de posibilidades, y la clave está en saber elegir la que mejor se adapte a nuestro perfil y a nuestros objetivos.
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