El lunes cerró con una rareza: mientras en Estados Unidos todo estaba cerrado por feriado, en Argentina los anuncios del gobierno nacional coparon la escena sin que el mercado pudiera reaccionar. Nada de esto fue casual.
Lo verdaderamente disruptivo fue el regreso al mercado internacional con una emisión de deuda que parece más una pirueta financiera que una estrategia ortodoxa. El equipo económico, liderado por Luis Caputo, buscará captar USD 1.000 millones ofreciendo un bono en pesos a tasa fija. Sí, se suscribe con dólares y se paga en pesos. Y como si fuera poco, incluye una opción de rescate anticipado justo antes de las elecciones de 2027. Una jugada que podría categorizarse como el “carry trade presidencial”.
Esta emisión es la primera dirigida a inversores no residentes desde 2017. El objetivo es claro: engrosar las reservas del Banco Central para llegar con aire a un momento en que los vencimientos presionan. Solo este miércoles vencen $8 billones y el menú de instrumentos (Lecap, Boncer, Bonte, etc.) intenta captar pesos por todos los frentes.
Mientras tanto, en el mercado cambiario, todo se mueve con pinzas. El dólar oficial subió a $1.163,94, el MEP cerró en $1.144,37 y el contado con liquidación en $1.159,96. El blue quedó quieto en $1.180. En granos, la soja cayó a $307.500 la tonelada, el maíz a $206.000 y el trigo a $225.000.
Pero donde sí hubo movimiento fue en el mercado inmobiliario: el informe de escribanos de CABA confirmó el renacimiento del crédito hipotecario. Se concretaron 5.471 operaciones en abril, un 15% más que en marzo y un 50% más que en abril de 2024. El precio de las propiedades en dólares alcanzó el nivel más alto en cinco años.
Al mismo tiempo, el Gobierno anunció que el recorte de subsidios energéticos llegará a todo el país. Ya no se trata solo de Nordelta: el aumento en las tarifas alcanzará a todos los countries y clubes de campo de la Argentina. Ayer formalmente recortó para del subsidio que reciben las familias económicamente vulnerables.
Mientras se prepara esa poda, otra mucho más quirúrgica avanza sobre el Estado nacional. Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, volvió a asegurar el plan de cierre de organismos públicos incluirá ahora al Senasa, la ANMAT, y también al INTA, al que acusó de gastar “la mitad de las retenciones al maíz”. La motosierra apunta ahora a los sistemas de control sanitario, agroindustrial y científico.
En salud, el ministro Mario Lugones se reunió con el secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., referente del trumpismo. El comunicado conjunto anunció cinco ejes: salida de la OMS, soberanía sanitaria, fast-track para medicamentos, foco en alimentación saludable y decisiones basadas en “evidencia científica”. Todo, bajo la bandera de una “nueva salud”.
El gobierno acelera los cambios porque el 8 de julio vence el plazo otorgado por la ley Bases y la idea en no buscar la renovación de esa autorización.
Argentina transita una fase en la que la ingeniería financiera y la reconfiguración del Estado se pisan los talones. El mercado, por ahora, solo observa.
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